lunes, marzo 26, 2018

Basquetbol: Un proyecto serio coronado con otro título

San Lorenzo de Almagro rompió anoche con una sequía de ocho años sin títulos en la Liga de Las Américas para el básquetbol argentino y puso nuevamente al país campeón olímpico en Atenas 2004 en la cúspide continental como consecuencia de un proyecto serio y ambicioso liderado por Marcelo Tinelli y Matías Lammens desde el 2013.

El club de Boedo, de exitoso pasado en el básquetbol entre 1942 y 1973, ingresó en una crisis institucional en la década del '80 que lo borró de cualquier plano competitivo y lo marginó a los campeonatos amateurs de FeBAMBA (Federación de Capital y Gran Buenos Aires), hasta que en el 2013 Tinelli y Lammes recuperaron el espíritu de La Catedral" -así se lo denominó por los títulos metropolitanos de 1967, 1968, 1970 y 1971- y se animaron a embarcarse por el Torneo Federal, tercer escalón nacional.

"Nos enorgullece que San Lorenzo vuelva a ocupar los sitios de privilegio del básquetbol nacional. Estamos haciendo un gran esfuerzo para que el equipo sea un verdadero protagonista del TNA y pronto pueda estar jugando la Liga Nacional. Nuestra ilusión es que el básquet sea el primer deporte que se vuelva a practicar en Boedo, en el Polideportivo que estamos construyendo en el barrio", expresó el presidente, Lammens, en la previa de la 2014-2015.

Allí, Lammens apuntó a dos objetivos: competir en la segunda categoría y regresar a Boedo, algo que vio luz dos años después. La experiencia en el ex TNA le dejó un nuevo sinsabor en manos de Sportivo 9 de Julio de Río Tercero, que lo sacó en cuartos de final como visitante, y le agregó una nueva amargura a los por entonces conducidos por Alejandro Casettai.

Sin embargo, San Lorenzo consiguió su llegada a la Liga Nacional de Básquetbol por medio de una compra de plaza disfrazada de fusión para saltear temas reglamentarios, y así desembarcó con el ex seleccionador nacional y multicampeón Julio Lamas como entrenador, el alero Marcos Mata (cinco veces campeón de América desde ayer), el base Nicolás Aguirre, el ganador de la medalla olímpica Walter Herrmann, y consiguió ser el mejor del certamen, a pesar de una fase regular floja.

Sin dudas, Tinelli y Lammens aprendieron de los errores previos y buscaron conformar planteles ganadores adentro y conquistar paradigmas afuera como jugar contra Toronto Raptors, siendo San Lorenzo el primero en chocar con una franquicia de la NBA estadounidense, o haciendo una pretemporada en España, donde vencieron a Real Madrid y Barcelona, ambas potencias europeas.

San Lorenzo conquistó con comodidad la pasada LNB y celebró el bicampeonato, con la llegada de Gabriel Deck -de futuro exitoso fuera del país-, el Súper 4 (2017) y la Supercopa Argentina (2018) siempre con un factor común: la contundencia ante los rivales de turno.

La Liga de Las Américas le resultó esquiva en la campaña 2016-2017 y en consecuencia los cañones apuntaron hacia la 2017-2018, formando un plantel largo y de jerarquía con los arribos de los foráneos Dar Tucker y Javier Justiz Ferrer más la base previa -sin Herrmann que sólo estuvo un año- y con Gonzalo García en el banco de suplentes.

La organización en cada detalle, un proyecto serio, ambicioso y que vino para darle un salto de calidad al básquetbol argentino lo llevó anoche a lo más alto de América. De ahora en más está en Tinelli y en San Lorenzo respetar la propia historia y demostrar que esto llegó para quedarse, que no todo fue una billetera para elegir figuras y que aquellos críticos del inicio se equivocaron en sus vaticinios.

La Intercontinental lo esperará en septiembre, con el campeón de la Liga de Campeones de Europa -segundo en relevancia- y allí podrá ser organizador o visitar a su oponente para dirimir qué equipo es el más importante a nivel FIBA.