domingo, enero 17, 2016

Un proceso de recambio que necesita su tiempo de maduración

La derrota ante Huracán, en una amistoso de verano, causó crispación en un amplio sector del pueblo sanlorencista ávido de ver ganar a su equipo por primera vez en el año. Dentro de ese panorama de impaciencia, hay que tener en cuenta que San Lorenzo, verdaderamente, mostró falencias inocultables que en partidos por los puntos no puede cometer, está claro. Pero que, en definitiva, por ahora, no son otra cosa que producto del proceso de recambio que está viviendo el equipo a causa de la salida voluntaria de Edgardo Bauza y la llegada inducida de Pablo Guede, quien deslumbró primero y convenció después a los dirigentes con un estilo vistoso y ofensivo.

Ese pasaje de un modo de jugar a otro, ni mejor ni peor, sino diferente y de distintas características, hace que los jugadores deban cambiar obligadamente de mentalidad y tengan que comenzar a creer en un sistema de ribetes opuestos al que los llevó a salir campeones de América. Y esa, precisamente, será la primera tarea del nuevo DT. Porque para desarrollar eficazmente su idea futbolera, Pablo Guede necesitará contar con jugadores comprometidos que estén dispuestos a desarrollarla sobre la cancha como él pretende. Caso contrario, la pretendida transformación de expresión futbolítica marchará directo al fracaso.

La tarea de aceitar el nuevo mecanismo de juego no será sencilla para Guede y sus dirigidos aunque, todavía, tienen tiempo suficiente de conseguirlo plenamente. Por lo pronto, en algunos pasajes de los partidos ante Independiente y Huracán, se vio que el equipo jugó como se lo pide el técnico y eso para él, sin dudas, debe ser una buena señal. Sin embargo, aún quedan varias aristas por pulir y ahí se verá si el trabajo del cuerpo técnico es eficaz o no. Mientras tanto, más allá de la impaciencia reinante de la que hablábamos al principio, el crédito debe seguir abierto por el bien de San Lorenzo.