martes, diciembre 10, 2019

La vigencia de Torrico trasciende su idolatría

Para muchos cuervos, Sebastián Torrico es el mejor arquero de la historia de San Lorenzo. Para otros tantos, el más determinante. De una manera o de la otra, de acuerdo a los matices que se utilicen para hacer dichas valoraciones, el Cóndor supo ganarse a fuerza de trabajo y sacrificio un lugar destacado en la galería de los ídolos del club de Boedo. Algo que cuando arribó para reemplazar momentáneamente a Pablo Migliore por un par de meses, procedente de Godoy Cruz siendo suplente de Nelson Ibañez, nadie podía imaginarlo.

Luego de recibir la propuesta de la dirigencia encabezada por Matías Lammens para venirse a Bueno Aires consultó a Carlos Fernando Navarro Montoya, a quién siempre tuvo como referente en su puesto. El Mono lo atendió y le aconsejó que, pese al poco tiempo que podía significar su contratación, aceptara. De ahí que Torrico contestó afirmativamente y el 25 de abril de 2013 fue presentado oficialmente.

En su estreno en el arco azulgrana, en la cancha de Platense, atajó dos tiros desde el punto penal en la definición contra Deportivo Morón por la Copa Argentina de aquel año, dando comienzo a la lista de trece de esos remates contenidos en el arco del Ciclón y al idilio incondicional con sus hinchas.

Desde aquella tarde pasaron 180 partidos, 71 vallas invictas y tres títulos ganados. En febrero cumplirá 40 años y pese a ser borrado por Jorge Almirón y Juan Antonio Pizzi su vigencia con dos actuaciones al hilo de diez puntos, sigue intacta.