jueves, marzo 16, 2017

Una historia con culpas repartidas

Pasan los años y sus participaciones en la Copa Libertadores y San Lorenzo sigue sin conseguir eso llamado "mística copera". Ese "no sé que" que en determinados momentos ayuda a los equipos que la tienen a sobrellevar ciertos momentos y sacar adelante situaciones complicadas. Bueno, el Ciclón anoche necesitaba recurrir a algo así para revertir la goleada que se trajo de su visita a Flamengo, con la intención de ganarle a Atlético Paranaense, sumar sus primeros tres puntos y ponerse en marcha en el campeonato sudamericano que tiene como máximo objetivo en este primer semestre del año. Pero no pudo ser. San Lorenzo sufrió los mismos males que en los partidos anteriores y así, la primera victoria copera deberá esperar.

En la situación por la que está pasando San Lorenzo las culpas terminan siendo repartidas entre los jugadores (que están rindiendo por debajo de sus condiciones individuales y colectivas), del director técnico (con planteos erróneos, cambios a destiempo y caprichos a la hora de armar el equipo) y de los dirigentes (porque desaprovecharon el mercado de pases trayendo jugadores con características distintas a los que vendieron).

Si bien en el campeonato local el equipo marcha segundo, más que nada como rebote de lo producido el año pasado, más la victoria ajustada ante Belgrano del último sábado, la imagen que dejó el equipo en estos tres partidos (dos de Copa y contra los Piratas) es muy pobre. Con muchas dudas en defensa (le metieron seis goles en total), escasa creatividad y muy poca productividad (solo dos tantos, ambos con pelota pasrada), a cualquier equipo le resulta casi imposible sustentar resultados. Y en estos momentos, adentro de la cancha a San Lorenzo le está sucediendo eso.

Afuera las cosas no son muy distintas. Porque Diego Aguirre insiste en poner un esquema que sin Blanco y Cauteruccio ya no le funciona con antes. Porque la última línea la arma con jugadores que habitualmente juegan en otros puestos. Porque mantiene a Corujo en el equipo, siendo que su compatriota nunca le rindió. Porque no encuentra variantes ofensivas para hacer entrar más en juego a Blandi. Y así, podrían seguir los porqués.

Pero más allá de los aspectos anteriores, la dirigencia también tiene parte de responsabilidad. No por las ventas de jugadores sino más bien por como intentó reemplazarlos. Gastó uno de los dos cupos trayendo a un volante central (Piris da Motta) que el DT ni siquiera tiene en cuenta para concentrar. Y porque Botta no puede jugar de lo que lo hacía Blanco. De esa manera, el equipo se debilitó, perdió consistencia y las consecuencias se están pagando ahora.

Para ir por una victoria imprescindible en la Copa Libertadores, el 12 de abril ante la Católica en Chile, Aguirre y sus jugadores tienen casi un mes de preparación. Si las cosas salen bien, será alegría para todos. Pero si son adversas, tal vez, sea la última chance para varios.