Néstor Ortigoza habló en el programa La Cicloneta. Al ser consultado sobre la ironía de Edgardo Bauza cuando dijo que los jugadores no le hacen caso y se van al ataque, solo se limitó a decir: "No sé qué decirte. ¿Qué querés que me ponga en el banco a mí? Yo no soy de decir nada ni enojarme cuando dicen cosas. Cada uno sabe porque lo dice".
-¿Cómo te venís preparando para la Copa América?
-Muy bien, de a poco estoy levantando el nivel, ya que venía de la lesión. Hice una pretemporada no muy buena por todo este tema y yo siempre digo que la pretemporada es la base de todo.
-Ahora tampoco vas a tener una pretemporada completa ¿Vos decís que la Copa América te puede llegar a costar para después?
-No, porque vengo en ritmo. El tema es cuando estás lesionado.
-¿Cómo te ves marcando a Lionel Messi? ¿Ya te pusiste a pensar?
-Yo confío en mí y sé lo que puedo dar. Sé que voy a enfrentar al mejor del mundo y confío como siempre, sino no me presento. Vamos a enfrentar a la Selección Argentina que está dentro de las mejores cinco del mundo. Los jugadores paraguayos somos jugadores que nunca nos damos por vencidos.
-Volviendo a San Lorenzo el fin de semana pasado los sorprendió Sarmiento saliendo a presionar bien arriba y así todo se noto que el equipo está más maduro y no se desespero nunca y espero el --momento…
-Nosotros hablábamos con los compañeros y decíamos: “No nos volvamos locos, que ellos se van a cansar”. Sarmiento jugó muy bien el primer tiempo. Por suerte no nos desesperamos en ningún momento y pudimos conseguir los goles.
-Lo que pasa que en un campeonato tan largo si vos tenes jugadores desequilibrantes a la larga o la corta terminás haciendo la diferencia…
Si, nosotros tenemos a “Pipi” (Leandro Romagnoli), Blanco; jugadores de experiencia como (Mario) Yepes, (Sebastián) Torrico, (Matías) Caruzzo; dos motores que van y van como (Emmanuel) Mas y (Julio) Buffarini.
-¿Te sorprendió el nivel de Yepes en los últimos partidos?
-No, yo tengo una buena relación con él y siempre me decía: “Cuando me ponga bien, vuelvo agarrar ritmo nuevamente”, no hay que olvidarse que él venía de jugar el Mundial y tuvo un párate largo. Además el venía de otro ritmo como el fútbol italiano y el fútbol argentino por más que lo desmerezcan es muy duro, fíjate que el otro día Boca no le pudo ganar a Aldosivi.
-Hablabas del fútbol europeo. ¿Todavía seguís con ganas de irte o nos quedamos un largo rato en San Lorenzo?
-Yo estoy bien, físicamente lo mismo, aunque me digan gordito y el gordito juega siempre (Risas). Ahora si no me dicen gordo me enojo.
-Además la gente de San Lorenzo cuando te ovaciona te dice gordo…
-Si, a mi no me molesta. Me dicen gordo, tortuga, cogote (Risas).
-¿Vos que venías de Argentinos Juniors pensaste alguna vez que la gente de San Lorenzo te iba a tener tanto cariño?
-A mí me sorprende, pero me hace muy feliz. Yo soy hincha de Argentinos y vine a San Lorenzo a dejar todo y es tal cual, dejó todo en cada partido, en cada entrenamiento. Ya estoy hace mucho tiempo en San Lorenzo y ya le tome mucho cariño.
-Vos llegaste a San Lorenzo en un momento donde quizás lo dirigencial no pasaba un buen momento y ahora con la llegada de (Matias) Lammens y (Marcelo) Tinelli como que ayudo para conseguir los logros deportivos que consiguieron…
-Va todo de la mano. Si se hacen las cosas mal el equipo no va a salir campeón. Los dirigentes están haciendo las cosas muy bien. Uno se da cuenta día a día que hay obras, vienen en la semana y están atentos a lo que necesitamos, tenes la mejor ropa, las canchas donde entrenamos parecen europeas; todas estas cosas van sumando y van haciendo que vayas mejorando tu nivel.
-Vuelvo a la Copa Libertadores el día que agarraste la pelota, te convertiste en ídolo, lo soñaste mil veces. ¿Volviste a ver ese penal?
-Lo vi dos millones de veces, me agarra miedo y digo: “A ver si erro”. Yo tenía mucha confianza, el equipo estaba agrandado en el buen sentido. Estaba muy tranquilo y me decía: “Soy el mejor, soy el mejor” y tire con mucha tranquilidad. Me pasó al contrario cuando fue el penal de la promoción contra Instituto, porque yo no venía con confianza y no ganábamos ningún partido.