lunes, marzo 16, 2015

Romagnoli, el estandarte de una clásica victoria

Se sabe: los goles de los ídolos, los hinchas los gritan distinto. Y a Leandro Romagnoli justamente le tocó convertir el del empate a uno, con el cual San Lorenzo empezó a revertir el resultado. Cuando la pelota besó la red la celebración fue muy grande por parte del Pipi y ni que hablar de los hinchas que vociferaron su gol con la boca bien abierta.

Pero el buen partido del Diez no terminó ahí, porque además fue el jugador que mejor trató la pelota por el lado del equipo azulgrana. Como muestra de eso vale decir que fue el ejecutante del centro al área de Huracán que derivó en el corner del que vino el segundo de Caruzzo y como si eso fuera poco fue a quien Vismara le cometió el penal que significó el tercero del Ciclón por intermedio de Matos.

La tarde del Pipi Romagnoli no pudo ser mejor, para satisfacción de su mamá Rita (responsable de que sea hincha e ídolo de San Lorenzo por su simpatía con los colores azulgrana) y amargura de su papá Atilio Osvaldo (ex jugador y simpatizante del Globo). “Estoy muy contento por haber ganado y por hacer un gol, pero siempre pienso más en lo grupal que en lo individual”, resaltó el capitán santo.

No obstante, después no pudo ocultar el regocijo por el tanto anotado, “volver a convertir después de cuarenta partidos y justo contra Huracán lo festejé con euforia pero quería sacar rápido del medio porque queríamos ganar”.

En cuanto a la acción en la que Laverni sancionó la pena máxima en su favor, Romagnoli explicó que “el penal fue falta, porque el jugador de Huracán cuando toco la pelota para adelante me desequilibra en la cintura”. Más adelante, señaló que “para San Lorenzo este partido era muy importante porque se jugaba la historia, el barrio y ganarlo de esta manera, después de ir perdiendo, es muy lindo”.

Como buen cuervo de alma, admitió que “veníamos esperando desde cuatro años jugar este partido. Acá también hay hinchas como el Pitu (Barrientos), Kalinski y Blanco. Por el barrio había que ganarlo y jugarlo a muerte”. Para terminar Pipi agradeció al pueblo sanlorencista la lluvia de aplausos cuando salió de la cancha: “El cariño que me dan trato de devolverlo adentro de la cancha. Para mí es siempre un orgullo muy grande”.