sábado, diciembre 20, 2014

Una vez más, la Gloriosa goleó en las tribunas

La final del Mundial de Clubes entre Real Madrid y San Lorenzo se comenzó a jugar desde primera hora de la mañana por las calles hasta las tribunas del Gran Estadio de Marrakech, donde los cuervos golearon con sus cantos y su fe ciega en el día más importante de su vida. La Plaza de Jamaa el Fna amanecía preparada para tener más visitas de las habituales a cualquier sábado.

Eran las 11 de la mañana y entre los encantadores de serpientes, un mono vestido de Lionel Messi con el 10 de la albiceleste a la espalda y los innumerables puestos del Zoco, ya resonaban los cánticos de aliento a San Lorenzo.

Los madridistas regateaban en sus compras por separado. Llegaron cerca de 3.000 de Madrid durante el día pero hasta la llegada al estadio no se hicieron notar. El centro de Marrakech respiraba fútbol. Los aficionados buscaban alcohol, casi imposible de conseguir en Marruecos, y copaban las terrazas de los cafés en los áticos desde donde los aficionados de San Lorenzo colgaban una bandera enorme con la imagen del papa Francisco, hincha confeso de San Lorenzo.

El buen rollo con los aficionados madridistas marcaba cada encuentro. Intercambio de bufandas y una pica deportiva. Restaban tres horas para el inicio del partido y ya saltaban en las gradas cerca de 12.000 cuervos. Incansables en sus cánticos al Ciclón, transmitiendo ánimo a los futbolistas antes incluso de que pisaran el estadio donde tenían una cita con la historia.

A su vez, Marruecos dio una exhibición de seguridad. Policías de todo tipo cada treinta metros desde un perímetro de tres kilómetros al Gran Estadio de Marrakech. Desde la mañana con controles a los coches y a los aficionados que accedían caminando, siempre mostrando sus entradas. Los que no tuviesen ni se podían acercar para vivir el ambiente.

Dentro del estadio la final comenzó en las graderías. El colorido de los aficionados de San Lorenzo, con canciones de todos los colores y letras de gran variedad que coreaban al unísono, contrastaban con la mezcla de ánimos al Real Madrid de sus aficionados verdaderos y los madridistas marroquíes que daban otra entonación a los clásicos cánticos del conjunto español. Una vez más, la Gloriosa goleó en las tribunas.