jueves, noviembre 27, 2014

Ortigoza, el pateador clandestino

El hincha de San Lorenzo de Almagro ya lo sabe: penal a favor y a disfrutar del ritual, que es siempre el mismo. El 20 se para dentro de la medialuna, casi recto a la pelota, y espera que llegue el pitazo del árbitro. Un par de pasos lentos, aceleración zapateando el piso y el freno, centímetros antes del balón. El resto simplemente es romperse la garganta gritando gol, el gol de Néstor Ortigoza.

Ortigoza, 30 años, es la usina de fútbol junto a Juan Mercier en el mediocampo del campeón de la Copa Libertadores de América, pero en el fútbol sudamericano es más famoso todavía por un talento distintivo: ser (casi) infalible pateando penales. Ejecutó 27, erró sólo uno. La técnica no la aprendió en Argentinos Juniors, donde estuvo desde los 9 hasta los 26 años, si no lejos de la cualquier academia. La fue puliendo en torneos clandestinos de penales, disputados en la zona oeste de los suburbios de Buenos Aires.

“Mi tío Manuel me llevaba de muy chico a jugar campeonatos de penales los viernes desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana. Se jugaba por plata”, recuerda a FIFA.com. “Durante un año y medio me paraba detrás de mi tío y lo miraba patear. Después iba por la calle apuntándole a los árboles hasta que empecé a patear yo. Ahí le agarré el golpe. Había que ganar para poder comer, viajar, comprarte algo de ropa”.

Aquel golpe por la supervivencia es exacto al del profesionalismo de hoy. “Te empiezan a estudiar y se complica, pero igual yo nunca cambié la técnica. Espero al arquero hasta lo último. Si no se mueve, le pego fuerte a un palo. Lo decido en el momento, pero hay que tener mucha coordinación, porque es difícil cambiar a un paso de la pelota, pero yo ya lo tengo incorporado”.

Dos penales, dos historias
La noche del 13 de agosto de 2014 la presión de convertir fue por la gloria: final de vuelta de la Libertadores, el título más soñado en la vida de San Lorenzo, 0-0, penal a favor.  “Cuando agarré la pelota, empecé a mirar alrededor… la cancha explotaba, pero hice lo de siempre. El arquero de Nacional estaba como para esperarme, pero iba a ser muy difícil que me esperara. Tenía demasiada ansiedad y yo bajé mis revoluciones. Yo me decía ‘soy el mejor, soy el mejor’… No quise ni ajustarla al palo ni pegarle arriba. Lo esperé, jugué con su desesperación. Él iba a moverse antes, y se movió antes”.

Pero el de la tarde del 1 de julio de 2012 fue diferente a todos. “Ése fue el más difícil”, dice con disfrute. San Lorenzo perdía 1-0 con Instituto jugando la promoción. “La gente nos insultaba y la autoestima estaba mal. Cuando agarré la pelota vi a un nene y al padre llorando, rezando al cielo. Y yo me preguntaba ‘¿qué estoy pateando?’ Era irse a la B, pero me gusta la presión, el desafío. Me siento cómodo, me agrando”. La clavó en un ángulo y ése fue el inicio de un camino de resurrección del club que tendrá una próxima parada: la Copa Mundial de Clubes de la FIFA.

No sabemos si Marruecos 2014 lo verá pateando un penal, pero seguro será testigo del juego de este argentino nacionalizado paraguayo –jugó la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010™ con la Albirroja- que maneja como mediocentro adelantado los hilos del juego del Ciclón y le transmite su personalidad avasallante, esté quien esté enfrente.

“Al Real Madrid le tengo ganas porque se habla mucho de ellos. Nosotros somos como el relleno y a mí no me gusta ser el relleno. No vamos a ir a pasear ni a ser sparrings de nadie. Esos jugadores son como robots, pero se pueden equivocar también. Hoy te digo que son máquinas, pero cuando empiece a rodar la pelota, el mejor soy yo. Yo y mis compañeros”.

Pese a lo que pueda interpretarse, no hay petulancia en el tono de Ortigoza, tampoco impostura. Hay un líder convencido de que la única manera de jugar –y ganar- es creyendo en uno mismo, como cuando pateaba penales de madrugada. No importa que al presente de San Lorenzo se lo mire de reojo por ese 14º puesto en el Torneo Transición, con apenas seis victorias en 17 partidos. Johnny cree en el gen.

"Hoy nos está costando agarrar una identidad pero vamos a llegar bien. Lo que tenemos es la personalidad del jugador argentino. Es difícil ganarle, no es fácil. Fijate cómo le ganó el Barcelona a Estudiantes (en 2009, 2-1 en tiempo suplementario)… ¡Ahí nomás! Uno dice el Barcelona, el Real Madrid… ¡nosotros también somos buenos! Y vamos a estar a la altura, vamos a ser protagonistas”.

FUENTE FIFA.COM