El fútbol del mundo, con el Papa Francisco, ha tenido una muestra más del sentido de convergencia sentimental que produce un equipo de fútbol, más allá de envestiduras y responsabilidades.
La aparición del Papa Francisco en la iglesia católica es una suave brisa de esperanza para millones de seres humanos, que solamente se aferran a ella.
Un declarado hincha y socio del San Lorenzo de Almagro, con su carismática figura, expresa cuantas veces puede su incondicionalidad a la casaca azulgrana de club de Boedo, sitio emblemático, donde acunó y materializó las más sublimes crónicas que denotan la grandeza de San Lorenzo de Almagro.
El Papa Francisco nació el 17 de diciembre de 1936, en la ciudad de Buenos Aires. Es hijo de inmigrantes italianos y a instancia de su padre, hincha ferviente de San Lorenzo, abrazó la causa del club de Boedo, cuando precisamente se encontraba en Boedo. Es un juego de palabra, pero alguna vez volverá al lugar que le corresponde por absoluta pertenencia. Así al menos lo señalan los directivos y sus miles de simpatizantes, que sueñan con volver al barrio.
El carismático y ponderado Papa argentino, tendrá un regalo muy especial, cuando la delegación de San Lorenzo, que se traslada a Roma, con la Copa recientemente ganada, correspondiente al Apertura de la Asociación del Fútbol Argentino, ofrezca a Mario Jorge Bergoglio, como homenaje a su impenitente amor al San Lorenzo de Almagro.
Situaciones como la que estamos describiendo difícilmente podrá observarse con frecuencia. Es un caso único e irrepetible. Un Papa festejando la victoria de su club, sin ningún protocolo, a corazón abierto, como uno más de los mortales que habita esta tierra.
CONMEBOL.com saluda al Papa Francisco, dignatario de la iglesia católica, en nombre de la familia del fútbol sudamericano.
FUENTE CONFEDERACION SUDAMERICANA DE FUTBOL
