lunes, diciembre 16, 2013

Del infierno a la gloria

San Lorenzo pasó en un año y medio del infierno de salvarse del descenso en la instancia de la promoción a la gloria de festejar un título, de la mano de una dirigencia seria que supo encarrilar la situación que parecía terminal y que estaba arrastrando al club a la quiebra institucional. En el medio hubo escollos que pusieron en riesgo los éxitos pero con coherencia fueron superados para llegar a la conquista del título tan ansiado.

Tras dejar en el olvido la promoción, el ex presidente Carlos Abdo, aislado en el poder y debilitado políticamente, presentó su renuncia al cargo dejando acéfalo al club. La asamblea nombró a una comisión transitoria con Matías Lammens y Mareclo Tinelli como caras visibles, que se hizo cargo de la situación con un plantel diezmado, con empleados en huelga y con un acoso financiero impresionante que ponía en jaque al club.

Una vez pasado el mes de interinato, la fórmula de San Lorenzo Siglo XXI se impuso con el 80 por ciento de los votos. Con semejante respaldo la nueva dirigencia se puso manos a la obra para completar el mandato de la gestión de la comisión directiva renunciante. Las primeras medidas fueron destinadas a poner en orden las cuentas, pagar las deudas exigibles y recuperar el funcionamiento del club.

Con Caruso Lombardi como entrenador, se rearmó de apuro el plantel de fútbol profesional. Pero los resultados no fueron los mejores y el fantasma del descenso volvía a rondar por Boedo. Entonces, Lammens y Tinelli dieron un oportuno golpe de timón para contratar a un nuevo cuerpo técnico y el elegido fue Juan Antonio Pizzi, que llegaba con un perfil diametralmente opuesto al de su antecesor.

El santafecino con trabajo serio y responsable enderezó el rumbo. Impuso su impronta, dotó al equipo de una identidad futbolística y le dio un claro estilo de juego. Pero además no le tembló el pulso cuando tuvo que separar del plantel a Luis Aguiar a causa de una indisciplina. Y como no hay mejor ejemplo que el que se aplica, se ganó el respeto de sus dirigidos.

En lo futbolístico, logró desde el cuarto partido una racha de resultados positivos que oxigenó al equipo en la pelea por el evitar el descenso durante fines del año pasado. A esa altura, el club ya vivía un clima diferente a nivel institucional por la unidad política que produjo la Ley de Restitución Histórica, aprobada por la Legislatura porteña el 15 de noviembre.

Las cosas ya habían empezado a cambiar para bien y se avizoraba un 2013 mucho mejor. Y en lo futbolístico con un buen primer semestre San Lorenzo despejó sus dudas y terminó por olvidarse de los promedios que lo habían tenido a maltraer. Encima, para darle un impulso anímico mayor recibió con sumo agrado la entronización de Jorge Bergoglio como papa Francisco, cuyo sentimiento por San Lorenzo proyectó al club a la primera escena mundial.

De todas formas no todas fueron rosas en el camino de Pizzi, para sobrevivir debió ponerle el pecho a las espinas pero supo hacerlo sin ser caprichoso y aceptando la sugerencia dirigencial le empezó a dar cabida a la sangre jorven de Angel Correa, Héctor Villalba y Gonzalo Verón más Leandro Navarro, aunque en menor medida.

Conscientes de ese potencial, la dirigencia y Pizzi armaron un plantel con refuerzos de jerarquía y buena actualidad para afrontar el torneo Inicial, la Copa Argentina y la Copa Sudamericana. En el ámbito internacional, San Lorenzo quedó enseguida eliminado ante River, pese a demostrar una clara superioridad en el juego a lo largo de la serie.

Ya sin el goleador Martín Cauteruccio, relegado por una lesión ligamentaria, el equipo se mantenía en el lote de arriba en del torneo mientras apostaba sus fichas a la Copa Argentina que, con un cuadro allanado, brindaba la chance de acceder a la Libertadores 2014.

La final perdida claramente con Arsenal en Catamarca representó un durísimo golpe para San Lorenzo (que además perdió a Verón por la misma lesión) y provocó que Pizzi pusiera a disposición su renuncia. Pero Lammens lo bancó y desde ese traspié el equipo mostró una notable recuperación anímica y futbolística.

Y gracias a los buenos resultados propios y a los malos ajenos, San Lorenzo escaló hasta la primera posición. Aguantó los embates externos y con algunos altibajos que es necesario reconocer se afianzó en la punta y no la soltó hasta gritar ¡Campeón!