viernes, agosto 23, 2013

Con errores de concepto y de fondo para mejorar

Lejos del ideal imaginado por sus hinchas, San Lorenzo está en una pendiente cuesta abajo de la que le está costando salir. Si bien, Juan Antonio Pizzi nunca terminó de tener una imagen altamente positiva entre los sanlorencistas, al menos, en los momentos en los cuales el equipo no brillaba lo avalaban los resultados. Pero ahora ni eso, porque ya lleva dos derrotas consecutivas y encima jugando de local frente a su público que empiezan a preocuparse porque ven que el DT no encuentra el rumbo en el que tiene que fijar su norte para saber hacia adonde ir.

Esta vez la dirigencia hizo bien los deberes durante el mercado de pases, incorporando a los jugadores consensuados con el entrenador para que el cuerpo técnico pueda trabajar con ellos con tiempo suficiente para armar el equipo durante la pretemporada de mitad de año. Y a juzgar con el rendimiento del equipo en lo que va del segundo semestre (con el partido de Racing como excepción) no se nota que eso haya sido una ventaja. Porque además del muy buen estado físico de los jugadores, tácticamente no se nota que el trabajo en la cancha redunde en beneficio del rendimiento del equipo.

San Lorenzo muestra errores de concepto y de fondo. Así como, por ejemplo, la marca zonal en las pelotas paradas en contra no le funciona, tampoco le encuentra la vuelta a los planteos defensivos del rival. Cosa que a esta altura del trabajo de Pizzi al frente del equipo ya debería estar solucionada, o por lo menos en vía de solución, mostrando un mayor caudal de juego y de variantes ofensivas. Como tampoco se comprende que sea Cauteruccio el que envía los centros en las pelotas paradas a favor, en vez de ser él quien vaya al área a terminar las jugadas como centrodelantero que es.

Es decir que San Lorenzo sufre los defectos en los dos aspectos vitales del juego, dado que se defiende equivocadamente y ataca muy poco, porque la posesión de pelota que suele mostrar no le sirve para lastimar en los metros finales lo que lo torna un equipo vulnerable y previsible. Algo que los rivales ya conocen y que le sacan provecho como casi lo hace Olimpo y como sí lo hicieron Argentinos Juniors y River anoche.

Pero como para poder disimular esas carencias en el juego colectivo, a San Lorenzo tampoco le funcionan las individualidades. Nacho Piatti no aparece en escena, Ortigoza no termina de afianzarse al lado del Pichi Mercier, Buffarini desborda pero no logra sacar un centro medido y el pibe Correa está en una meseta de rendimiento lógica después de su rutilante aparición, aunque en esta medianía es el menos culpable de todos por ser todavía un juvenil. Encima, el DT le sacó la titularidad a Verón que en la temporada pasada terminó siendo una de las armas para abrir a las defensas contrarias.

San Lorenzo está navegando en un mar de dudas y en los próximos partidos, antes de que los objetivos planteados a mitad de año como ganar la Copa Argentina, avanzar lo más posible en la Copa Sudamericana y pelear hasta la última fecha el torneo Incial sea demasiado tarde, Juan Antonio Pizzi deberá demostrar que es un buen piloto de tormentas para evitar el hundimiento de la nave y sacarla adelante como lo hizo en la temporada anterior.