En este presente tan crítico, preocupante y desolador por el que está atravesando el club, a los hinchas de San Lorenzo nos urge saber varias cosas y no sólo quién será el próximo director técnico. Porque mientras el equipo deambula sin rumbo, sin identidad, sin conducción ni ideas por la penúltima posición, en lo institucional no se sabe cual es el estatuto que rige la vida del club como tampoco quien está realmente a cargo de tomar decisiones o cuales son los verdaderos cuadros financieros, ya que el último balance aprobado fue el de 2019/20 con un pasivo de 56 palos verdes. Por lo tanto, a nadie debe sorprenderle que por lógica consecuencia la actualidad futbolística sea equivalente a lo que sucede en el CASLA puertas adentro.
Entonces, ¿Cuál es la solución? Seguro que contratar al futuro entrenador no. Primero San Lorenzo tiene que recuperar el orden interno. Volver a tener un presidente en ejercicio, que no sea interino ni provisorio como ahora, respaldado por una dirigencia comprometida con los objetivos del club (no solo deportivos, sino principalmente con la Vuelta a Boedo) y que sea representativa de los socios e ideales históricos que han distinguido a San Lorenzo. Y como la actual CD perdió la credibilidad que supo tener allá por 2012/15, la salida que se vislumbra es un cambio literal de rumbo o la única manera estructurada de hacerlo terminará siendo el llamando a elecciones antes de que sea demasiado tarde.
