Paolo Montero está en busca de darle identidad propia a su equipo. Pero, por ahora, le está costando más de lo esperado. Cambios de esquemas tácticos y de intérpretes adentro de la cancha, vienen siendo una constante de este San Lorenzo que a diez fechas del inicio del campeonato de la Liga Profesional continúa en formación. Esta actualidad hace que el DT uruguayo ya sea tan cuestionado como sus antecesores que, en definitiva, se marcharon del club con la misma deuda.
Sin alcanzar una línea de juego que lo distinga y urgido por los resultados, el Ciclón está navegando por debajo de la línea que marca la mitad de la tabla de posiciones. Con altibajos muy marcados, partido a partido no termina de enamorar a sus hinchas. Es más, lejos de eso, las críticas son el común denominador en la redes sociales. Un ámbito, tal vez, poco significativo para algunos. Pero que en tiempos de Covid, con las tribunas vacías a causa de la pandemia, no deja de ser el principal reflejo del pensamiento de los futboleros.
Al conseguir ocho puntos de doce en juego, el inicio de la temporada pintaba prometedor por Boedo. Pero cuando las estadísticas no son avaladas por un buen funcionamiento tarde o temprano se impone la verdad. De ahí en más, la campaña azulgrana se transformó en sinónimo de catástrofe con cuatro duras derrotas al hilo sin marcar goles. Y con el DT en la cuerda floja, San Lorenzo sacó la cabeza del agua con un triunfo ante Patronato. Pero, de inmediato, el empate con Platense reinstaló nuevamente las dudas.
Lejos de la punta de la Liga y afuera de la zona de clasificación a la Copa Libertadores y a la Sudamericana del año que viene, los cuervos andan necesitados de triunfos. Y la próxima chance de sumar de a tres será en el clásico ante Racing, que tampoco viene del todo afinado. La oportunidad de Montero y de sus dirigidos sería buena si la aprovechan o determinante en caso contrario. Por lo tanto, el clásico puede significar un punto de inflexión para San Lorenzo.
