Con un arranque ideal, sumando los seis puntos que disputó, San Lorenzo está dispuesto a meterse de lleno en la disputa de la Superliga. Si bien el receso en el que entró el campeonato a causa de las elecciones primarias le cortó al Ciclón la reacción que tuvo tras quedar eliminado de la Copa Libertadores, estas dos semanas sin competición oficial le vendrán muy bien a Juan Antonio Pizzi para seguir ajustando algunos cabos sueltos.
Mientras espera que mañana se concrete la llegada de los hermanos Oscar y Angel Romero, quienes podrán aportarle al equipo azulgrana el salto de calidad que le está haciendo falta de mitad de cancha hacia delante, el DT tendrá tiempo de trabajar, por ejemplo, para insertar en el equipo al volante Juan Ramírez, con quien aún no había podido entrenar.
Por caso, el mediocampista proveniente de Talleres podría solucionarle el problema que tiene por la banda izquierda, en donde alternativamente probó con Héctor Fértoli y Nahuel Barrios, sin que ninguno de los dos se ganara el puesto. En cambio, el doble cinco formado por la dupla Lucas Menossi-Gerónimo Poblete va afianzándose. Ahí está bien.
En defensa, Pizzi parece tener las cosas más definidas. Sin Marcelo Herrera, afectado al seleccionado panamericano Sub-23, se las arregló primero con Víctor Salazar y después con Gino Peruzzi. La zaga central compuesta por Fabricio Coloccini y Marcos Senesi (siempre y cuando no sea vendido), es inamovible. En tanto que en el lateral izquierdo Bruno Pittón se ganó el puesto.
En el arco la incógnita se abrió entre Sebastián Torrico y Nicolás Navarro, quienes en el arranque de temporada demostraron estar pasando por un nivel parejo. Y en el otro extremo del equipo, Adam Bareiro arrancó como centrodelantero titular, desplazando a Nicolás Blandi al banco de suplentes. Con los juveniles Alexander Díaz y Adolfo Gaich metiéndoles presión desde abajo.
Así las cosas, Juan Antonio Pizzi tiene por delante la chance de sumar horas de entrenamiento y meter variantes hasta encontrar su equipo ideal
