El partido ante el Verdão no solo determinará si el Ciclón queda primero en el Grupo F (debe ganar por cualquier resultado), sino que además servirá de previa para la reunión que al DT le aguarda el jueves, a su regreso de Brasil, con la dirigencia en la cual se definirá su futuro. Por estas horas más afuera que adentro del club.
Entre los popes azulgrana no cayeron nada bien las declaraciones de Almirón posteriores al empate con Argentinos, con las cuales trató de deslindar responsabilidades en el magro presente futbolístico de San Lorenzo. Más aún teniendo en cuenta que en el último libro de pases le dieron carta blanca, como a ningún entrenador antes, para la incorporación y desvinculación de jugadores.
Incluso, hay quienes afirman que la relación quedó tan mal entre las partes luego de la conferencia de prensa pospartido, que ni pasando a octavos de la Libertadores como primero de grupo salvaría la cabeza del cuestionado director técnico. Por otro lado, también, trascendió que un traspié en Brasil derivaría, directamente, en la renuncia indeclinable del entrenador.
De todas maneras, eso tampoco quiere decir que a la dirigencia no le quepa su cuota parte de responsabilidad, justamente, por autorizar al DT a que arme el plantel con jugadores desconocidos (como los colombianos que recomendó) y los experimentados (pasados en edad) que había dirigido en otros clubes. Ni por sostenerlo en su cargo, cuando los indicios de fin de ciclo vienen asomaron desde hace rato.
