San Lorenzo quedó herido. No solo por haber perdido el clásico sino porque pensando a futuro Edgardo Bauza se quedó sin la mitad de su defensa para el importante partido del domingo que viene ante Racing, en el Nuevo Gasómetro, debido a las expulsiones de Julio Buffarini y Matías Caruzzo.
Por eso, a esta altura, lo único que podría calmarles un poco el dolor a los cuervos por la derrota en casa de su mayor adversario futbolístico es si mañana River le gana a Boca y de esa manera, terminan la fecha manteniendo su condición de punteros absolutos del certamen con la que la comenzaron.
El Ciclón, que arrastraba un invicto de trece partidos en el campeonato, no llegó a Parque Patricios convencido de poder ganar. Al menos, esa fue la imagen que dejaron sus jugadores adentro de la cancha porque nunca pudieron imponer su juego para defender exitosamente la primacía en la tabla de posiciones alcanzada el fin de semana anterior en la Boca.
Y si aquella vez en la Bombonera poco había hecho San Lorenzo para ganarles a los xeneizes y subirse a lo más alto de la tabla en soledad, hoy poco y nada hizo en la Quema para mantenerse en esa posición. Lo que está claro es que en los últimos partidos, con las ausencias obligadas por lesiones de Leandro Romagnoli y Pablo Barrientos, San Lorenzo acentuó su falta de volumen de juego y de circulación de la pelota, y que con Néstor Ortigoza solo ya no le alcanza.
El Patón Bauza sabe que para mantener en alto la chapa de candidato durante la media docena de capítulos que le faltan al certamen, su equipo deberá recuperar el nivel. El DT y sus jugadores todavía están a tiempo de hacerlo. Pero no podrán dejarse estar. Y el próximo domingo deberán dar la primera muestra de reacción.
